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Sylvia Pardo
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"La Vecindad" | óleo sobre tela
             No todas las vecindades son materiales. Existen las vecindades mentales, las emocionales, e incluso las espirituales. Dichas edificaciones sobre las topografías invisibles del espacio interno comparten ciertos elementos arquitectónicos con las "reales" pero con ciertas cruciales diferencias. Las ventanas son en realidad espejos. Espejos que revelan los deseos de aquellos que los contemplan. Las puertas acceden a mas de un lugar a la vez, dependiendo de quien y como las abra. Esta cualidad las vuelve particularmente impredecibles, ya que incluso la misma persona se vera transportada a lugares distintos, dependiendo de su estado de animo. Las paredes son de piel -a veces insensible, a veces viva. La piel de los buscadores -y la de los buscados. Sus pasadizos secretos conducen a otras vecindades -aun mas sutiles, donde todo es posible, excepto la densidad. El mundo así se vislumbra como una red de dimensiones superpuestas, espacios múltiples que se intersectan mas allá de sus coordenadas materiales, urbes vibratorias que trascienden toda restricción espacial y temporal y que le brindan asilo incondicional a todo sueño y expresión creativa. En esta anunciación es el hombre el que le brinda el mensaje al ángel.. | Texto: Pablo Rosenblueth